martes, 3 de febrero de 2015

Libertad

por Gonzalo andRés
- Hola, ¿cómo estás?
- ¿Perdón?
- Sí, ¡hola! ¿Qué tal? ¿Te acuerdas de mí?
- No...
- Nos presentó tu amigo de "la U" la otra semana.
- ¿Qué amigo?
- Tu amigo, el de la cresta.
- No se quién eres.
- Es que me operé la nariz y debo usar gorra y gafas.
- Mejor me voy, ...

Mientras decía esto, el sonido de los neumáticos de un auto negro sin placas ensordeció el escenario. Un tipo que usaba pasamontañas bajó del vehículo y sostuvo al joven con su brazo mientras cubrió su cabeza con una capucha. Todo sucedía mientras lo llevó a jalones hasta el asiento trasero del coche. Y la esbelta mujer que abordó al muchacho, y cuya cara apenas se distinguía, sacó de su cintura un revólver y apuntó a cada uno de quienes estábamos en la parada del autobús. A su vez, reemplazó a su cómplice en el asiento delantero. Y desaparecieron.

Han pasado casi dos años y todavía no aparecen.

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